La llegada de los aficionados de la Roma al estadio de San Mamés en Bilbao generó un ambiente tenso durante el partido de vuelta de los octavos de final de la Europa League. Aproximadamente 2.000 hinchas italianos, de los cuales se estima que 400 podrían ser radicales, fueron escoltados por la policía en su recorrido por la ciudad.
Desarrollo de la llegada de los aficionados
El trayecto de los aficionados comenzó en el entorno del Museo Guggenheim y se desarrolló sin incidentes hasta que alcanzaron la explanada de La Catedral. Durante el recorrido, los hinchas italianos entonaron cánticos provocativos, como «Bilbao a tomar por culo» y «Forza Roma», lo que provocó una respuesta de los hinchas locales.
Intervención de la policía
La situación se tornó complicada cuando los seguidores de la Roma comenzaron a acercarse a los del Athletic. Esto llevó a la intervención de la Ertzaintza, que tuvo que mediar ante los enfrentamientos verbales y el lanzamiento de objetos entre ambas aficiones.
Aumento de la tensión
La tensión se intensificó en la zona de Sabino Arana, donde los radicales italianos adoptaron una actitud provocadora. En respuesta, la policía realizó cargas para dispersar a los grupos más conflictivos. A pesar de los esfuerzos por controlar la situación, se registraron momentos de nerviosismo, con gritos de «Puta Roma» y el lanzamiento de latas y botellas.
Acciones de la Ertzaintza
La Ertzaintza tuvo que actuar en varias ocasiones, incluso retirando a algunos ultras de la Roma de la zona acotada y conteniendo a los radicales en las inmediaciones de los bares cercanos al estadio. La situación, que había permanecido relativamente controlada, culminó en un ambiente de caos y carreras entre los aficionados.
Este incidente dejó una imagen negativa en un partido que se esperaba como una prueba para la final de mayo, resaltando la necesidad de un mayor control en eventos deportivos de alta tensión.
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