El centro de Sevilla y sus alrededores se encuentran abarrotados de seguidores del Athletic y del Mallorca, quienes se preparan para la final de la Copa del Rey. La presencia de ambas aficiones se hace notar, aunque en menor medida la del equipo bermellón. El ambiente festivo y de camaradería reina entre los seguidores de ambos equipos, mientras que los habitantes locales se sorprenden y disfrutan de la multitud llegada desde el País Vasco.
Los autobuses que parten desde las afueras de la capital hispalense están desbordados de aficionados, haciendo que los trayectos que normalmente durarían 40 minutos se extiendan más allá de la hora. En algunas paradas, ya no cabe ni un alma más debido a la gran cantidad de seguidores rojiblancos y no rojiblancos presentes.
La diversidad de edades entre los seguidores es notable, desde niños hasta ancianos, demostrando que el sentimiento Athletic se transmite de generación en generación. Estas experiencias son vitales para el club, permitiendo a los aficionados disfrutar de momentos únicos y esperando que el equipo pueda alzar la Copa del Rey una vez más.
La ciudad de Sevilla se ve invadida por una gran cantidad de seguidores del Athletic y del Mallorca, lo que beneficia a los negocios locales, especialmente a los dedicados a la hostelería y a los taxistas. La convivencia pacífica entre rojiblancos y bermellones se hace patente en las calles de la ciudad andaluza, creando un ambiente de fiesta y emoción de cara al esperado encuentro deportivo.
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