La campaña electoral en el País Vasco se ve afectada por diversos acontecimientos que van más allá de lo político convencional. La Copa del Athletic, el fallecimiento del lehendakari Ardanza, la situación en Oriente Medio y la precampaña catalana han influido en el desarrollo de la campaña, que parece haber perdido relevancia.
Los sondeos indican que es probable que el Gobierno Vasco siga conformado por EAJ/PNV y PSE tras las elecciones del 22 de abril. A pesar del auge de Bildu, se espera que la coalición actual se mantenga en el poder. Sin embargo, el descontento se hace sentir en críticas a temas como Osakidetza, el sistema educativo, la vivienda y la seguridad ciudadana.
A pesar de que la mayoría de los ciudadanos vascos se sienten bien administrados y disfrutan de bajos índices de desempleo y altos ingresos familiares, persiste un sentimiento de descontento. Las críticas se centran en el PNV, mientras que el PSE parece distanciarse de la acción del gobierno. El desafío radica en abordar este descontento emocional que se percibe en la sociedad.
La izquierda abertzale parece estar capitulando y ofreciendo un cambio atractivo para aquellos que buscan una alternativa al PNV, que lleva años en el poder. Sin embargo, la posibilidad de un cambio de época se vislumbra en el horizonte, y el PNV podría liderar ese cambio una vez más. A pesar de las críticas y el descontento, algunos ven en el partido jeltzale la capacidad de ofrecer una solución a las preocupaciones actuales.
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