La Ertzaintza ha confirmado un significativo despliegue de seguridad para el partido entre el Athletic Club y la Roma, que se llevará a cabo el próximo jueves. Este operativo, que contará con la participación de aproximadamente 400 agentes, se considera el más grande de la temporada y tiene como principal objetivo controlar a los aficionados radicales que puedan asistir al evento.
Detalles del Despliegue de Seguridad
De acuerdo con información proporcionada por EL CORREO, la Policía italiana ha reportado que cerca de 2.300 aficionados de la Roma se desplazarán a Bilbao. Sin embargo, aún no se ha determinado cuántos de estos son ultras. Las estimaciones de la Ertzaintza sugieren que entre 100 y 300 podrían ser considerados radicales, lo que ha suscitado inquietudes sobre posibles enfrentamientos con los ultras del Athletic, quienes se identifican con la extrema izquierda, mientras que los visitantes tienen conexiones con la ultraderecha.
Contexto de Tensión
La situación de tensión se origina en un partido anterior, donde miembros de Herri Norte lanzaron bengalas hacia una grada ocupada por familias, lo que ha llevado a un aumento en las medidas de precaución. En el partido de ida, se identificaron grupos de radicales italianos en el barrio del Trastévere, donde se encontraban aficionados del Athletic, aunque no se registraron incidentes gracias a que los hinchas locales siguieron las recomendaciones de no portar distintivos.
Posibles Amenazas Externas
La Ertzaintza también estará atenta a la posibilidad de que los ultras locales reciban apoyo de radicales de otros equipos cercanos, como la Real Sociedad y el Alavés, así como de grupos violentos italianos. Para este encuentro, se prevé un despliegue mayor que en partidos de Liga sin riesgos, donde normalmente se movilizan alrededor de 120 agentes.
Controles y Medidas Adicionales
Se implementarán controles en las carreteras de acceso a Bilbao y en el aeropuerto, con el objetivo de identificar posibles vehículos de ultras. Este partido también servirá como un ensayo para el dispositivo de seguridad que se utilizará en la final de la Europa League, programada para el 21 de mayo en San Mamés. Se han establecido medidas específicas para dirigir a los aficionados italianos a través de un acceso controlado, mientras que el resto de los espectadores podrán ingresar de manera habitual.
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